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En el 2020 tuve la oportunidad de participar en dos instrumentos de medición sobre el impacto de la COVID-19 en los trabajadores culturales panameños. El primer termómetro se dio en el mes de abril, constó de 3 partes, la primera, el registro de información básica; la segunda, sobre el impacto y la tercera sobre sus aportes para la recuperación y mejora del trabajo cultural y creativo en Panamá. Esta consulta fue planteada sólo para las personas, con lo cual, se debía responder en función del desempeño laboral cultural y/o creativo principal. Este termómetro fue aplicado desde el Ministerio de Cultura de Panamá bajo la dirección del experto de Unesco, Lázaro Rodríguez.

Hallazgos muy interesantes de dieron en esa primera medición que sirvieron como un primer borrador en la ruta de trabajo de la Dirección Nacional de Economía Creativa de dicho Ministerio. El segundo termómetro se realizó en el mes de octubre, el cual contó con la participación de un tercer experto de Unesco, Eduardo Saravia. Dicho estudio de caracterización del empleo cultural y creativo en Panamá tuvo una pequeña mención en el Informe Género & Creatividad: progresos al borde del precipicio, edición especial de la Unesco a cargo de Bridget Conor.

Como anticipo de la tercera edición del Informe Mundial de la UNESCO Re|Pensar las Políticas Culturales, y con motivo del Día Internacional de la Mujer, la UNESCO publica esta edición especial sobre el estado de la igualdad de género en los sectores culturales y creativos con el fin de poner de manifiesto las consecuencias de las desigualdades de género para la promoción de la diversidad de las expresiones culturales. A pesar de los recientes avances en la promoción de la igualdad de género en las industrias culturales y creativas y la renovada atención generada tanto por la pandemia como por el movimiento #MeToo, queda mucho trabajo por hacer para alcanzar la igualdad de género en el sector cultural. Los impedimentos a la igualdad de género en los sectores culturales y creativos son numerosos, e incluyen el acceso desigual a un empleo decente, una remuneración justa y puestos de liderazgo, así como barreras a la evolución en la jerarquía. Se requiere un mayor apoyo para ampliar las oportunidades de las mujeres de participar plenamente en los sectores culturales y beneficiarse de la economía creativa, especialmente en el entorno digital. La igualdad de género es fundamental para garantizar una auténtica diversidad de contenidos culturales y la igualdad de oportunidades en el trabajo artístico y el empleo cultural. Es momento de que el sector de la cultura comprenda el alcance de estas desigualdades y los desafíos estructurales que quedan por resolver. Desafortunadamente, la cultura y la creatividad no son inmunes a la desigualdad de género. Extracto de la mención al Estudio de Caracterización: Un estudio sobre empleo cultural y creativo en Panamá durante la pandemia de COVID‐19 lanzado en diciembre de 2020 constituye una estimulante labor de recopilación y análisis de datos que abordan la igualdad de género.90 Este estudio muestra que, si bien los sectores culturales y creativos cuentan con una amplia presencia femenina, hay un desequilibrio entre los ingresos de las mujeres y los de los hombres. A este respecto, el estudio establece que, antes de la pandemia de COVID‐19, ya había una mayor concentración de mujeres en las franjas inferiores de ingresos mensuales puesto que el 40 % de artistas y creadoras ganaban más de 600 USD al mes, frente al 52% de los hombres artistas y creadores. Además, demuestra que persiste la segregación de las mujeres en determinadas funciones o sectores. Las mujeres trabajan más en el sector de la artesanía que los hombres (el 87 % frente al 13 %). En cambio, los sectores con mayor participación masculina son la música (el 63% frente al 37%) y el cine y vídeo (el 70% de hombres frente al 30 % de mujeres). Por último, el estudio incluye una serie de recomendaciones, algunas de las cuales están directamente relacionadas con la promoción de la igualdad de género en el sector cultural. Género & creatividad: progresos al borde del precipicio, edición especial Colectividad autor:UNESCO [60112] Persona autor: Conor, Bridget [author] [3] ISBN:978-92-3-300156-5 Recopilación:56 pages : illustrations Idioma:español También disponible en: English, Français Año de publicación:2021 Tipo de licencia: CC BY-SA 3.0 IGO [8674] Tipo de documento: libro

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Eso de “ni arte ni educación” parece una excelente idea. No tanto porque ninguno de ellos intrínsecamente sirva para algo, sino porque a esta altura de las cosas son ambos términos los que están en un estado de corrupción y de deformación que hace que ya no sirvan para nada.

Cuando se decide oficialmente que las materias relacionadas con el arte distraen de la educación, no nos estamos enfrentando a una estupidez ministerial soberana (aunque nos dé placer definirla como tal). Estamos en una situación mucho más grave, que es la de ser víctimas de una ideología que le dio un nuevo significado a las palabras y que mucha gente se las cree. De acuerdo a estos significados, el arte es una actividad que sirve para el ocio, y la educación es un servicio de fabricación de empleados que trabajan para intereses ajenos. Podemos culpar al sistema financiero y a sus instrumentos (como lo es el informe PISA), pero deberíamos también culparnos a nosotros mismos por ser pasivos y permitir la usurpación de las palabras. Ya no se trata de rebautizar al arte y a la educación con un “Juanito” y una “María,” o cualquier otro nombre. Se trata de re-conceptualizar los términos y darles un contenido que sirva para los propósitos para los que fueron creados en su sentido más constructivo y, por lo tanto, independientemente e independientes de la estructura corporativa y de la miopía gubernamental.

De acuerdo a los prejuicios vigentes, el arte hoy es visto y utilizado fundamentalmente como un medio de producción de objetos de lujo. Esto después de una larga historia que incluye el pasaje de la manufactura artesanal a la contemplación para terminar en un coleccionismo que sirve como una prueba de estatus y riqueza. La educación, por su parte, es interpretada y usada como un proceso para crear una meritocracia al servicio de las estructuras de poder, tanto empresarial como nacional. Las instituciones se diseñan como filtros para identificar a los pocos “mejores” útiles en lugar de preocuparse por mejorar a los individuos y permitirles contribuir comunitariamente. No es que la identificación del mejor sea inútil: prefiero ser operado por el mejor cirujano y no por un cirujano mejorado. Pero ambas dinámicas, tanto en el arte como en la educación, promueven y reafirman la fragmentación del conocimiento en disciplinas y especializaciones que están condenadas a permanecer en compartimientos estancos. El proceso que debiera perfeccionar a los individuos como parte de un complejo social los convierte en personas encapsuladas e instrumentalizadas. Cuando la enseñanza se paga, se obliga al estudiante a pagar algo diseñado con criterios que no tienen mucho que ver con el estudiante: la supervivencia dentro de un mercado dirigido por la oferta y la demanda laboral, la competitividad nacional, etc. Es como hacerle pagar a los soldados para poder combatir en una guerra.


El encerramiento del arte en un gueto disciplinario lo reduce a la producción de objetos auto-contenidos o, en su defecto, lo convierte en una práctica social superficial que no se diferencia de los servicios sociales genéricos. Ignora el hecho que el arte es una forma de pensar y de adquirir y expandir el conocimiento y que su utilidad mayor no es la de colocar piezas en un museo sino la de ayudar a usar la imaginación. La tradición artesanal es la que lleva a que a los niños se les entreguen lápices, pinturas, tijeras y cola de pegar para que jueguen con los materiales. Sirven primariamente para refinar las habilidades manuales y no las mentales y emocionales utilizadas para conocer. Es el elogio de los maestros lo que convierte a los objetos en arte, y esto sucede sin que el niño (o para el caso frecuentemente también el maestro) tenga la más mínima idea de qué cosa es el arte realmente. La paulatina sumisión al canon imperante y la eficiencia dentro de ese canon, determinan cuáles niños serán designados como talentosos y cuáles no, pero primariamente usando criterios basados en la habilidad manual, la eficiencia en la representación y la competitividad. Parecería más apropiado entonces entrar al arte por la puerta de la cognición. Proponerle al niño que divida su universo en cosas que son arte y cosas que no lo son de acuerdo a una definición propia y arbitraria.


Texto del Luis Camitzer tomado de Ni arte ni educación: Una experiencia en lo que lo pedagógico vertebra lo artístico. El documento completo de la exhibición se puede leer aquí.


Recordando la vista de este artista a Panamá para una exhibición y taller organizado por la Fundación Casa Santa Ana





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En los años ochenta, Marilyn Fergunson (nacida en 1938, y fallecida en 2008) publicó un ensayo que fue best seller en su momento; un texto clave que tiene que ver con el diseño de una cultura nueva y con la configuración de un nuevo paradigma, una apasionante crónica de las fuerzas espirituales e intelectuales que están gestando la llegada de la Nueva Era: la Era de Acuario.

Los cambios de eras traen consigo grandes movimientos en la humanidad, o así lo han asociado distintos historiadores que buscan darle significado a la observación de los astros. Astrológicamente hay quienes dicen que desde la gran conjunción del 2020, ya estamos en la era de Acuario, pero astronómicamente hablando no entraremos en esa Era hasta dentro de casi 2000+.


Explico esto porque el fundamento del libro de Fergunson plantea que para una nueva Era es necesario que la sociedad tenga un cambio de enfoque para afrontar los retos que se presentan como colectivo. Independientemente de la fecha exacta en que dicha Era inicia, acuario es un signo zodiacal que presenta una fuerte inclinación hacía la libertad y un rechazo hacia lo tradicional. Es considerado por muchos el signo del futuro, el visionario, la energía que abre nuevos caminos.


“Las sociedades, como señalaba Ilya Prigogine, son las más extrañas e inestables de las estructuras disipativas. La complejidad de nuestra moderna sociedad pluralista y los valores crecientemente autónomos de sus gentes, han creado una incertidumbre económica de vastas proporciones. Por eso lo que hoy en día estamos necesitando es un enfoque de la economía comparable al que supuso para la física la introducción del principio de la incertidumbre”

Algunas comparaciones de dichos cambios necesarios de paradigmas que se plantean dentro de la gran "Conspiración de Acuario" son:


-Consumo adecuado. Guardar, conservar, reciclar, calidad, oficios y artesanías. Productos al servicio de auténticas necesidades en vez de fomento al consumo a toda costa por medio de la obsolescencia tecnológica planeada, por la presión de la propaganda y la creación de necesidades artificiales .


-El paciente tiende a la autonomía en vez de que el paciente dependa de su sanador.


-El cuerpo considerado como un sistema dinámico dentro de un contexto o como un campo energético dentro de otros en vez del concepto cartesiano de cuerpo, considerado como una máquina en mejor o peor estado


-Gobierno para fomentar el crecimiento, creatividad, cooperación, transformación y sinergia y no la visión de Gobierno como represor disciplinario y padre benévolo.


-Nosotros (seres humanos) como copartícipes en la naturaleza y agentes en la conservación del equilibrio natural. en vez de conquistadores de la naturaleza y sus recursos.


Nadie puede persuadir a otro para que cambie. Cada uno de nosotros es guardia de una puerta de cambio que sólo se puede abrir desde el interior. No podemos abrir la puerta de otro, ya sea por medio de argumento o por atractivo emocional.

En definitiva, "La Conspiración de Acuario'' es un libro de culto. Se trata de una conspiración desprovista de doctrina política, carente de manifiesto. Está integrada por conspiradores que buscan el poder tan sólo para disgregarlo, y que se valen de estrategias pragmáticas, incluso científicas, pero con una perspectiva tan cercana a la mística, que apenas se atreven a hablar de ello.


Son activistas que plantean cuestiones de muy diversa índole, que están desafiando al establishment desde su propio interior. Mas amplia que una reforma, más profunda que una revolución, esta especie benigna de conspiración en pro de un nuevo programa de actuación humana ha desencadenado el re-alineamiento cultural más rápido de toda la historia. El vasto, estremecedor e irrevocable movimiento que se nos está viniendo encima no es un nuevo sistema político, religioso ni filosófico.


Es una nueva mentalidad, el surgimiento de una sorprendente visión del mundo, en cuyo marco hay cabida tanto para la ciencia de vanguardia como para las concepciones del mas antiguo pensamiento conocido. Los conspiradores de Acuario se alinean a lo largo y a lo ancho de todos los niveles de renta y educación, desde los mas humildes a los más elevados. Hay maestros y oficinistas, científicos de renombre, políticos y legisladores, artistas y millonarios, taxistas y primeras figuras en el campo de la medicina, la educación, el derecho, la psicología.


Algunos se manifiestan abiertamente en su defensa, y sus nombres pueden resultarnos familiares. Otros prefieren silenciar su implicación, en la creencia de poder resultar más eficaces sí no les son atribuidas ideas que con frecuencia han sido mal comprendidas. Hay legiones de conspiradores. Los hay en corporaciones, en universidades y en hospitales, entre el profesorado escolar, en fábricas y en consultorios médicos, en instituciones estatales y federales, entre concejales de ayuntamientos y miembros de la Casa Blanca, en las Cámaras legislativas, en organizaciones de voluntarios, y en prácticamente todos los centros de toma de decisiones en el país.


Los conspiradores, cualesquiera que sean sus niveles sociales o su grado de sofisticación, están ligados entre sí, emparentados por sus descubrimientos y «terremotos» interiores. Uno puede sobrepasar antiguos límites, superar inercias y miedos pasados, y alcanzar niveles de plenitud que parecían imposibles..., descubrir raudales de posibilidades, de libertad y de cercanía humana. Se puede ganar en productividad y sentirse más cómodo y confiado en medio de la inseguridad. Los problemas pueden sentirse como retos, como ocasiones para renovarse, más que como fuentes de estrés. Actitudes habituales de autodefensa o de preocupación pueden desmoronarse. Todo puede ser de otra manera.

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